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Arquitectura en cohabitación


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El Arquitecto y Magíster Bruno Marambio Márquez, colaborador del Proyecto Biogeoart, se encuentra desarrollando el proyecto financiado por el Fondart Nacional 2019, “Arquitectura en Cohabitación”, el cual  aborda la pregunta sobre cómo la arquitectura acontece en el territorio y se relaciona con el medio natural desde la ética de contener y habitar en colaboración.

El proyecto busca investigar y proponer una arquitectura desarrollada a partir de las necesidades de otros seres vivientes, en una relación horizontal con los seres humanos. Para desarrollar esta obra, es necesario en una etapa inicial observar las entidades naturales para poder entender y comprender los hábitos naturales de otras especies y sus formas de habitar. Luego indagar en la creación de prototipos arquitectónicos, para las diversas formas de morar en la naturaleza, reconociendo el valor de la arquitectura pero incorporando y abriendo lugares para la continuidad del medio natural posibilitando residir a otras entidades.

Para este proyecto, en particular fueron seleccionados los casos de aves menores, mamíferos y abejas, entendiéndolos como dimensiones que construyen el territorio. El proyecto de gabinete busca generar una similitud con los escollos rocosos presentes en las costas de Chile Central, facilitando espacios para el habitar de diferentes organismos. Se emplaza en las Dunas de Ritoque, Ciudad Abierta de Amereida, Quintero. Su estructura logra armonizar con el desplazamiento de las arenas y se levanta hacia el Humedal de Mantagua, Sitio Prioritario de Conservación, además se busca proponer y confeccionar un interior que reciba a investigadores, incorporando también el Herbario de Ciudad Abierta.

¿Desde dónde surge este interés en la cohabitación y el desarrollo de una arquitectura que tome en cuenta el resto de seres vivientes?
 
De acuerdo a Bruno «el interés surge desde un eros personal de querer entablar una relación con la naturaleza. Desde niño siempre me interesaron los dinosaurios, los insectos, los seres vivientes en general, y creo que justamente la arquitectura en cohabitación es un cruce entre esa pasión y la profesión, que en mi caso es la arquitectura. Con esas dos componentes se forma la vocación, pienso. Luego, cuando estaba realizando mi proyecto de título en la Ciudad Abierta de Amereida, me tocó trabajar y construir un espacio para la hospedería donde vive Sergio Elórtegui, biólogo – naturalista. Durante el proceso del proyecto surgieron conversaciones donde compartimos diferentes puntos de vista y nace la pregunta ¿cómo plantear una arquitectura que posea una voluntad declarada de querer establecer una relación con la naturaleza?, y vimos la oportunidad de considerar a la arquitectura como un articulador y catalizador de relaciones entre seres humanos y las entidades naturales. Sin duda que uno de nuestros fundamentos surge del pensamiento de Ricardo Rozzi, biólogo y filósofo que emplea el término de cohabitación».
 
¿Cuáles son las etapas de este proyecto?
 
Como grupo de investigación planteamos este proyecto con dos grandes etapas: La observación naturalista y el proceso creativo/constructivo. Primero, el arquitecto tiene que escuchar y entender la naturaleza, estudiarla, analizarla, recorrerla, vivirla. Para esto es fundamental realizar trabajo de campo donde se permanece con el cuerpo ante la extensión, es decir, se establece una relación directa e íntima con el entorno para comprenderla y luego poder interpretarla. Dentro de las actividades contempladas hubo salidas a terreno, elaboración de cartografías, realización de talleres, conversaciones, lecturas, todas realizadas con una demora para realmente poder observar. Una vez que recopilamos la información, comenzamos un proceso de proyecto arquitectónico donde incorporamos algunas entidades naturales con las que vimos una oportunidad para cohabitar, es decir, pensar un espacio habitable tanto por humanos (en el interior) como por abejas, aves y mamíferos en el exterior. Es decir, proporcionando espacios exteriores con características que estos diferentes seres buscan para nidificar. En esta etapa se realizaron dibujos, conversaciones, maquetas, planimetrías, modelos 3D y prototipos en escala 1:1 para poder verificar la cohabitación. Actualmente nos encontramos en la última etapa, construyendo un habitáculo con ciertas capas o «pieles» hacia el exterior, que puedan acoger la nidificación de abejas nativas (Caupolicana fulvicollis), murciélagos (Tadarida brasilensis), golondrinas (Tachycineta meyeni), chercanes (Troglodytes aedon), entre otros.
 
¿En qué situación se encuentra actualmente?
 
El proyecto actualmente se encuentra en su etapa de cierre, donde estamos finalizando el Fondart y con ello los prototipos que esperamos sean testados esta primavera. De todas formas este proyecto de investigación marca el inicio de lo que espero pueda convertirse en una línea de pensamiento e investigación. Hemos escrito algunos artículos científicos para comenzar a difundir el conocimiento adquirido, y esperamos poder continuar investigando sobre estos temas. Si bien cada ecosistema es diferente y debe ser estudiado con detención, la intención es poder seguir profundizando en esta metodología y creando nuevas obras arquitectónicas que se piensen desde la cohabitación. En este sentido, comenzar mis estudios de doctorado en la Universidade do Porto (Portugal) me permitirán perfeccionarme y seguir generando conocimiento sobre la arquitectura y cómo incorporar la cohabitación, a través de nuevas directrices y proyectos, finaliza Bruno.

Documento del proyecto 

Programa de Doutoramento em Arquitectura

Por otro lado, Bruno fue seleccionado en la convocatoria Becas Chile Doctorado en el Extranjero en el «Programa de Doutoramento em Arquitectura»,  «Proyecto del espacio habitacional y formas de habitar». Facultad de Arquitectura, Universidad de Porto, Portugal. Actualmente se encuentra a la espera de la firma del convenio para ser oficialmente becario y comenzar sus estudios doctorales en Septiembre de 2020.